Paramos deserticos

El viento seco del desierto le azoto como el aliento de un dragón haciendo que la capa enloqueciese moviéndose a su alrededor como si tuviese vida propia. Arrebujándose bajo la capucha se ajusto el trapo que se había enrolladlo a modo de bufanda, y que le ocultaba la parte de la cara situada bajo los ojos para impedir que la arena se le metiese por la boca y la barba. Chasqueo la lengua pastosa, con un gesto de disgusto y se relamió los labios resecos.

- He de encontrar agua pronto o no podre llegar a la ciudad.-

Sacando un catalejo de su morral lo extendió y comenzó a otear en la lejanía, tapando el reflejo con sus propias ropas.

- Hummm al este hay un pueblo… seguro que tienen un pozo donde pueda beber y tal vez una cómoda taberna donde dormir…-

Reafirmándose con un gesto afirmativo con la cabeza, reemprendió su marcha hacia el este.

Horas más tarde llego hasta el pueblo, y maldijo su perra suerte. Al parecer era un pueblo fantasma. Las casas yacían semi derruidas, y cochambrosas. Su única esperanza consistía en que tuviese un pozo o un abrevadero con agua.

Mirando a su alrededor suspiro aliviado cuando en el centro de la plaza del pueblo vio lo que inequívocamente debía de ser la estructura de un pozo. Se acerco y cogiendo el cubo de madera lo dejo caer, sonriendo al oír como se escuchaba el ruido del agua al sumergirse. Con mucha paciencia fue tirando de la cuerda afianzándola con un pie hasta que el cazo estuvo a su alcance. Entonces estiro el brazo y lo acerco a él, tomando un profundo trago.

- Hummm sabe a gloria.- afirmo satisfecho.

El reflejo del agua del cubo, le llamo la atención avisándole del peligro. Con un rápido movimiento se hizo a un lado, y la espada corto el aire donde instantes antes estaba su cuello. Girándose en un remolino de su capa se coloco de frente con los bandidos. Vestían poco más que harapos mugrientos y ropas de cuero, varios de ellos llevaban turbantes para cubrirse del sol, tenían la piel olivácea y barbas desarregladas…no eran más que chusma.

Sin mediar palabras el gigantón que le había intentado cortar el cuello se abalanzo contra él con un torpe y predecible movimiento de la espada. Dando un paso a un lado se inclino esquivando tan pobre ataque y dejando que el bandido pasase por su lado le hizo la travanqueta. Con un grito el gran tontorrón tropezó y chocando con el pozo se cayó por el agujero, con un gran chapoteo final.

Otro de los bandidos se lanzo entonces sobre él y realizo varias fintas con su daga en un intento de acuchillarlo, esquivándolo con destreza camino hacia atrás, hasta que su atacante dejo un hueco en su defensa. Rápido como una serpiente, su mano salió disparada cogiendo al zopenco por su muñeca extendida y le retorció el brazo con una férrea llave. Finalmente le propino una patada en el trasero que lo envió contra una endeble edificación de cáñamo, que se derrumbo sobre él con gran estrepito.

Los otros dos bandidos se miraron indecisos, y con mas estupidez que valentía, se lanzaron contra él con un grito conjunto.
El entonces se llevo la mano bajo la capa, y como si fuese el mismísimo viento, su espada salió de la vaina, y detuvo las espadas de sus atacantes, con un tintineo musical. Haciéndose a un lado reculo hacia atrás para que no pudiesen rodearle, y detuvo sus embates economizando sus movimientos al máximo, asta, que los bandidos comenzaron a jadear del esfuerzo.

Entonces se lanzo al contraataque.

Con un movimiento experto, movió sinuosamente su espada, y desarmo a uno de los atacantes, que acto seguido recibió un impacto de el pomo de su espada en toda la nuca, cuando el se movió alrededor en una perfecta sincronía. Lanzándose contra el último de sus atacantes, le ataco con varias fintas, hasta que con un golpe seco partió la endeble espada de su contrincante como si fuera de latón. Acto seguido miro al haragán con ojos que prometían grandes dolores. Y con un grito, el zarrapastroso salió corriendo espantado.

Acercándose al pozo, envaino su arma, y se asomo al agujero.

- Bien… amable persona.- Comenzó a decirle al de abajo.- Le estaría agradecido si me pudiese indicar en qué dirección se encuentra la ciudad, y yo a cambio en señal de amistad, le dejaría caer el cubo para que pueda escalar la cuerda y salir de ahí antes de ahogarse. ¿Qué me dice?-

Rápidamente el gigantón le señalo la dirección.

- Sabia decisión.- sentencio.

Volvió a beber un trago del cubo, lleno su cantimplora, y dejo caer el cubo al foso escuchando con satisfacción el aullido de dolor que soltó el bandido cuando le impacto en la cabeza.

- Y búsquense un empleo, por que como escuche que han vuelto a las andadas volveré a por ustedes.-

Y sin más salió del pueblo a paso firme, dirección a Alyys capital del reino Rowtder.

-KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!-"Nimi callo de culo y se puso blanca al ver que salía un gigantón del pozo de donde pensaba recoger agua, los ojos como platos y sudando asustada"-¡¡¡¡Z-Z-Z-Z-ZOMBII!!!!!-"rápidamente busco su báculo plegable y algo nerviosa empezó a pronunciar su hechizo"-Abre tus ... tus... ¡¿QUE ERA?! a si! Abre tus alas ángel de la vida!-"El grandullón empezó a brillar con una luz tenue y se le cerraron las heridas al instante"-Anda...

Por mucho que me tapase con el turbante mi cara y mis ojos la arena de aquel sitio siempre se metía por algún lugar que hacía que me incomodara o mis ojos llorarán. Fije mi mirada al mapa que llevaba, me habían dicho que era una ruta fácil y rápida para llegar a Alyys, pero de momento lo de "fácil" y "rápida" no me lo pareció en absoluto.

- ... ¿Donde esta el norte?...

Era una pregunta muy similar a otras que ya me hice en el "corto" viaje. Estornude cuando un montón de polvo se colo por mis vestimentas. Gruñí un par de palabras y seguí, puesto que tampoco tenía nada más que hacer que continuar.
Observe el paisaje de mi alrededor... ¿Porque me daba la sensación de que todo era demasiado igual? La arena del mismo color, aquel cielo sin siquiera una misera nube... Tres o cuatro cactus dispersados por toda la zona... Ni tan siquiera vi ninguna criatura o animal que me animara el día.

Y vaya día.

Procuré no pensar en los quehaceres que me llevaron al territorio de Rowtder porque me ponían de peor humor. Entonces divisé algo que me alegro la vista... Pero no por mucho tiempo.

- ... Hoy no es mi día... - Suspiré mientras apartaba mi vista de aquel pueblo fantasma.

Guardé el mapa y comprobé mis reservas de agua... Aun habían pero si encontraba algún pozo o fuente donde recargar sería mucho mejor.
Me adentré a la urbe desierta (ni mucho mejor dicho) y recorrí sus calles sobreexcedidas de polvo. Cuando la mochila ya empezaba resultar un poco molesta algo llamo mi atención.

- Abre tus alas ángel de la vida!

Cuando me acerque no pude evitar quedar un momento quieta mientras observaba la extraña situación que se producía en aquella plaza... Un hombre de gran envergadura y una... Niña... Los dos mirándose fijamente mientras el primero salía de dentro del pozo... Un simple paso atrás fue suficiente como para que ninguno de los dos se diera cuenta de mi presencia, ahora pegada a una pared con signos evidentes de poder derrumbarse.

- ...

La niña parecía "la buena" y el grandullón "el malo" por si las moscas deje transcurrir un poco más para ver que ocurría. Una de las cosas que aprendí por mi misma es que las apariencias engañan.

“Con la expresión de terror en la cara al ver como el gigantón se curaba, cuando esperaba que gritara en agonía de ultratumba, como el resto de zombis con los que había practicado”-¿no eres un zombi verdad?-“El grandullón con una sonrisa en la cara se puso enfrente de Nimi y la acorralo clavando dos dagas que guardaba de forma que no pudiera mover el cuello sin cortarme”-¡¡¡Maldito armario pervertido, aléjate!!!- “el grandullón con una risa saco una enorme lengua y se dispuso a lamerle la cara a Nimi” –¡¡¡Kyaa!!!- “Bastonazo en la entrepierna y el grandullón acabo en el suelo, luego con la ayuda de su báculo desclavo las dagas que la retenían y se alejo sin darle la espalda a aquel armario empotrado que tanto miedo le daba.”

Suspire. Esta vez las primeras impresiones no engañaron a mis ojos. Luego me fije que dos bandidos más se acercaban a la niña por detrás, con un silencio digno de un felino. Me agache y recogí un par de piedras que acabé de desenterrar del suelo.
Di a conocer mi ubicación en cuando le lance una piedra a los dos que intentaron un ataque sorpresa. El impacto de la piedra en su rostro izo que los dos bandidos retrocedieran con las manos en la cara en señal de dolor.

- Nunca olvides tu espalda... - Le dije con suma tranquilidad mientras, con un grito de guerra el gigante se abalanzo hacía mi.

Solo me gire un poco, y, aprovechando el desmesurado gasto de energía en aquella fallida embestida lo tire al suelo. Se oyó un fuerte estruendo de masa pesada y lastre metálico, e incluso me pareció que el suelo de mi alrededor tembló un poco.
Con dos pasos ligeros, con la vista en la ballena en aquel mar de polvo, me coloque al lado de la niña. Los otros dos bandidos ya se habían recuperado.

- Dime que sabes algo más que dar golpes en la entrepierna...

“Totalmente en blanco y cegada de admiración, me retuvieron unos segundos las palabras y luego pude contestar” –S-si…- “Sujete el báculo enfrente mía y me concentre” –aa… como era… viento del… ¿este? No… Viento del norte muestra tu ira a este… este… ¡ser! Viento del norte muestra tu ira a este ser!– “Una ráfaga de viento salió disparada en espiral desde el extremo del báculo e impacto contra uno de los bandidos que cayó al suelo unos metros atrás” -¡jaja! Soy la mejor!

Sin necesidad de utilizar mis habilidades mágicas dejé que el segundo bandido me viniera por un lado, con un ágil movimiento esquivé su ataque y rápidamente me lancé a agarrarme de su brazo. Un giro sobre mi misma izo que me colocase enfrente pero a espadas a él, el último movimiento sería fácil: Levanté el codo y se lo clavé en toda su barbilla.
Un grito ahogado de dolor y otro ruido de un cuerpo derrumbándose encima del suelo me confirmaron que hoy el bandido no podría tomar cosas demasiadas solidas...

- Dos menos... - Me gire para comprobar si realmente aprendido suficientemente la lección. Solo daba giros y se quejaba, más cuando después de intentar detener la hemorragia de la boca miraba sus manos ensangrentadas - Aún nos queda uno... - Señale al "gran" bandido que ya se recuperaba.

Flexione mis piernas, coloque una de mis manos detrás de la espalda y la otra delante de mi. Con un ligero, pero efectivo movimiento de mano, indique al jefe que podía venir si se sentía preparado.
Eso le hizo enfadar, puesto que el grito de guerra que dejo entonces incluso hizo retumbar el aire. Saco su sable y lo movió amenazando.

“Nimi se alejó lo suficiente de la chica como para no verse golpeada en el combate, agarró con firmeza su báculo y se centro en el grandullón” –Viento del… viento del… kyaaa… me da mucho miedo!

Viendo que no haría ningún movimiento el malhechor volvió a cargar contra mi. Este si que no había aprendido la lección. Moviendo ligeramente el cuerpo hacía la izquierda su sable y su extremidad pasaron rozando los ropajes que tapaban mi rostro, llegando incluso cortar levemente algunas de las secas fibras de aquellos pedazos de prenda.
Quiso frenar. Pero era demasiado tarde.
Impulsando su desmedido cuerpo, más con su propia fuerza y la gravedad que por mis propios medios, enterré su sable y parte de su brazo en aquel suelo tan blando. Eleve de nuevo mi codo y el fornido delincuente echo la cabeza hacía atrás por el espectacular golpe.

Me aparte rápidamente de su lado mientras frotaba mi codo en señal de resentimiento, tenía una mandíbula muy fuerte. Me paseé, sin dejar de observarlo, dando círculos pequeños, consiguiendo así ponerlo nervioso y a mi analizar mejor la situación.
Cuando hubo logrado sacar su arma de la arena me miro con cara de pocos amigos, no, me miro con cara asesina y probo de dar una estocada. Me acache y di una voltereta en el suelo para pasar entre sus piernas. Me levante hábilmente y con un simple empujón aquella masa gigante se tropezó de nuevo con las paredes del pozo. Intento guardar el equilibrio, pero la gravedad pudo con él.

- ...

Se escucho un fuerte "chof" y un lamento de queja.

- Ah...

Mire el interior del pozo, el malhechor parecía un... una pulga gigante chapuceando para salvar la vida. Ignorando los gritos de auxilio mire mi cantimplora y suspire... Ahora que había encontrado un lugar para llenarla un poco más me daba palo y asco mezclar mi agua con el liquido en el que el bandido se bañaba.
Coloque a su sitio el objeto y volví a mirar aquel gigante.

- ... Quieres salir?

El hombre afirmo rápidamente con la cabeza agarrándose como podía a las rocas de las paredes. Mire la cuerda enganchada a un cubo.

- Seguro...?

El humano dejo ir un lamento de desesperación. Finalmente suspire y le lance (si, se lo lance) para que el impacto sobre su cabeza fuera más fuerte.
Entonces me lo pense y justo cuando estaba a punto de coger el cubo se lo retire un poco para que no lo alcanzase.

- La ciudad? - Me señalo desesperado donde estaba la ciudad y dejé caer el recipiente - Gracias...

Sin mostrar mi rostro me fui de aquel sitio, sin despedirme de la niña y sin mirar atrás.